Uno de los puntos claves para organizar nuestro viaje por la Vía Verde del Danubio es organizar bien la logística del viaje: maletas, bicicletas, … todo lo debemos llevar planeado.
Respecto al viaje, en la sección de transportes os hemos dejado varios enlaces muy interesantes: trenes, barcos de apoyo, ferris para cruzar el Danubio, etc.
Respecto a las bicicletas, tenemos dos principales opciones: llevarnos la nuestra bien empaquetada en el avión, o alquilar allí una bici para esos días.
Para poder llevar nuestra bicicleta tenemos que enterarnos bien antes de la normativa de la compañía de avión con la que viajemos, y prever lo que necesitamos para cumplirla, también a la vuelta (seguramente nos pedirán empaquetarla muy bien también la vuelta, lo que nos obligaría a hacernos con una caja del tamaño apropiado allí).
La opción de alquilarlas es la más sencilla. Hay numerosas empresas allí que las alquilan. La mayoría de estas empresas además nos permiten coger la bicicleta en un punto de la ruta ciclista y dejarla en otro. Además, muchas de ellas ofrecen al alquilarla tickets para su red de talleres, de modo que si algo se nos rompiera podemos acudir a los talleres concertados. Puedes consultar en nuestra sección de empresas de alquiler de bicicletas.
Nosotros alquilamos allí las bicis, cogiéndolas en Passau y dejándolas en Viena. En Passau nos hicieron ir a un garaje en un polígono, donde tenían preparadas nuestras bicis. Hasta allí había autobús urbano, por lo que llegamos en un momento. Tenían diferentes tallas, bicis de hombre, mujer y niños, y de diferentes modelos. Las nuestras eran, como casi todas las que tienen para hacer la ruta, bicis de paseo, con la rueda más grande que las clásicas bicis de montaña. En general estaban bastante bien, y estaban muy cuidadas, funcionaban bien. La pudimos probar un poco allí mismo para asegurarnos de que funcionaban bien. Todas las bicis que alquilaban allí tenían ya puesto el portaequipajes y allí mismo nos dejaron una alforja pequeñita. Nos dieron también dos pequeñas cadenas para atarlas (que para Austria estaban bien, pero en España no se nos hubiera ocurrido dejar la bici con esa cadena).
Las bicis las dejamos en Viena, en uno de los puntos que nos habían dicho (era un hotel).
La única pega que tenían esas bicis es que no llevaban calapies, y en las normas ponía que no permitían cambiarles los pedales. Por lo demás, eran más que suficientes para hacer la ruta del Danubio.
El casco nos lo tuvimos que llevar desde casa.

Otro de los aspectos logísticos fue el transporte de equipajes, una de las cosas que más agradecimos del viaje. Hay varias empresas que se dedican a esto, y te recogen el equipaje en un hotel para llevarlo al siguiente hotel (las mismas empresas que alquilan bicis ofrecen este servicio, podéis consultar en sus páginas web). Contar con este servicio nos permitió llevar bastante equipaje y sin embargo ir ligeros en la ruta. Nos dieron unas pegatinas para la maleta al principio del viaje, y las teníamos que dejar cada mañana en la recepción del hotel antes de la hora límite fijada (sobre las 9 de la mañana). Cuando llegábamos al siguiente hotel las teníamos ya esperando en la entrada (aunque un par de días fuimos rápidos y ganamos al transporte :D). Normalmente sobre las 12 o la 1 ya estaban en el siguiente lugar.
Al llevarnos la maleta grande el transporte, nosotros sólo llevábamos cada día en la bici una alforja pequeña que iba con la bici y las mochilas (que iban casi vacías). La alforja era totalmente impermeable, y es importante llevar protector impermeable para las mochilas porque es fácil que nos llueva (era la que iba con la bici de alquiler, no nos tuvimos que llevar las nuestras).
En la mochila llevábamos lo imprescindible: chubasquero, chaqueta, una camiseta de repuesto, la comida si íbamos de bocata, agua, cámara de fotos, documentación y dinero, y una muda de recambio por si acaso llegábamos antes que la maleta.